En esa esquina que nadie ha visto, donde los amores se pelean y se unen.
ciudad que se perfuma con el cigarrillo
el sudor y la sangre son fluidos cotidianos
tus besos aún me mantienen en el plano.
Las ventanas de oficinas, para dejar respirar a los dormidos
jaulas de sueños que nunca nacerán
garantía de llantos por nada
felicidades sin felicidad.
Soy y lucho por no ser
lloro por darme cuenta de la cruda verdad
tan grande que siempre la vi y toqué
pero nunca quise aceptar.
Poco a poco mis ojos luchan por mantenerse abiertos
alertas a la serpientes, de colores y sin color
a los ruidos del entorno
al hambre sin intención.
Un amigo que me agarra de la mano
un alma gemela de tantas
una madre encerrada
un grito de ayuda,
Que tu vienes a escuchar.