Una sensación de inmovilidad que recorre todo el cuerpo,
dejándolo literalmente inútil durante un breve periodo de tiempo.
Y si acaso un aliento recorre tu frente mientras tienes los
ojos cerrados, entonces has sentido la oscuridad en su mas básico elemento.
Haz de pensar que lo que escribo es vago, o inclusive,
atroz. Pero no hay nada en esta vida que no puedas descubrir por ti misma; los
mapas y leyendas solo cubren con laberintos las victorias. El mejor camino
siempre será la intuición y ser un buen amigo de la casualidad inexistente de
las cosas.
Ahora floto, subo hacia lo inocuo de los tiempos, sin poder
usar una dirección, así pues, con mi vela recorro el flujo de los sueños y las
dimensiones. Observo aceptando lo que se me muestra, como si fuesen pequeños
regalos en vitrinas.
Las esferas golpean las barras de una jaula, y esto genera
pequeños ruidos que avanzan sin prisa a través del aire que no se respira. Las
luces generan destellos que arrastran olores dulces; la luz huele dulce.
Entonces las voces de
algunos me visitan, y mis ojos no ven de la forma en la que se criaron.
Presiento que llego, se me da la
oportunidad de sentir y con mi cuerpo genero la energía suficiente para
mantenerme a duras penas en este momento. Sin duda, la inexperiencia no
protege.
Un dedo se despierta y así acaba el pensamiento, luego los
oídos oyen y la lengua busca el agua. Todo esta en silencio, un silencio
similar al que existe en la música al terminar la pieza, ese que suena justo
antes de oír los aplausos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario