de nuevo esa pregunta surge y no hay respuesta
como una astilla en la mente, diría Morfeo
ese día resulta incomodo respirar, no pareciera tener sentido
como un perro medio muerto después de ser atropellado.
¿quién o qué guarda la llave de ese cofre maldito?
aquel que guarda las respuestas de todo
aquel cofre liviano, aquel cofre vacío.
mi cuerpo pesa mas de lo normal, ya ha pasado antes
no es nuevo que piense en estas cosas, no creo ser el único
pero nos escondemos y escapamos
¿cuándo nos detendremos? solo existe un final.
después de observar a mi pez en su pecera,
no me queda duda que yo también estoy siendo observado
que a mi también me alimentan
que yo también creo ser libre
me pregunto si mi pez ha sentido las paredes de su mundo
como yo he sentido las paredes del mío.
todos hemos sentidos esas paredes
ResponderEliminarque nos agobian y asfixian
pero
todo pasa todo sigue
y volvemos a creer que somos libres